domingo, mayo 07, 2006

Dysmenorrhea




Hoy convalezco, nuevamente desde el pasado veintiséis. Los cólicos son mi único baile. Hoy mi menstruo es una menarquia. Es nueva. Más espasmos. Es la primera vez. Siempre es la primera vez de algo. Hoy ha sido la primera vez en que me acuesto y pujo, y doy a luz sin llevar nada en el vientre. He parido más que coágulos. Ha dolido. Ha sido como un parto pero sin retoño. He pujado cuatro masas cuneiformes que hablan, que tienen voz y voto en mis ovarios, que son opinionistas de mi matriz, pero que ahora, aquí, en la palma de mi mano no significan nada más que sangre sucia. Ha dolido. Me ha hecho sentir aliviada. Antes de ello, las piernas me fallaron y apenas pude sentarme. Los muslos se tensaron y el vientre ha querido convertirse en tsunami. Antes de verme fuera de mí hecha un terrón morado, hecha un grumo purpúreo, he querido afeitarme yugulares. He querido vomitar heces carmesíes. He transmutado y soy hoy, ahora, un tentáculo invertebrado rojo, soy hemofilia; una sangría de bocas sin dientes, una lapa cubierta que gotea rojos, un molusco violáceo, una dismenorrea que late y palpita sin otro rumbo más que el dolor cuando se arrastra.

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